Según los datos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica NOAA, una agencia científica del Departamento de Comercio de los Estados Unidos, desde que comenzaron las mediciones los 20 años más calurosos se han registrado en los últimos 22 años. Y los datos de 2015 a 2018 destacan por ocupar los primeros cuatro lugares. Si esta tendencia permanece invariable, se prevé que la temperatura global aumentará entre 3 y 5 ℃ para el año 2100. El cambio climático debido al calentamiento global elevará el nivel y la acidez de los océanos y, en esa situación, la posibilidad de sembrar alimentos está cuestionada. Es cierto, actualmente nuestro estilo de vida va cambiando, gracias a que hemos tomado algunas medidas para proteger el planeta pero, ¿estamos haciendo todo lo posible?
Acciones de adopción más extendidas en la actualidad
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Entre los cambios de conductas más evidentes para cuidar el planeta destaca la disminución del uso de bolsas de plástico, principalmente en las compras que se realizan en el supermercado. Sin embargo, todavía utilizamos demasiado plástico en una amplia gama de productos envasados, en protección contra roturas al transportar mercancías y en procesos de congelación, por ejemplo.
También se pone énfasis en reducir el consumo de agua acortando el tiempo de la ducha, cuidando el despilfarro de agua durante la preparación de los alimentos o el lavado de manos y dientes, implantando sistemas de riego programados y otros puntos también importantes. Sin embargo, ¿podríamos hacer algo más?

Muchos usuarios han logrado ahorrar en la factura de la luz al cambiar de compañía eléctrica e instalar un contador inteligente, para controlar y bajar el consumo. Asimismo, las acciones de apagar la luz de las habitaciones cuando no hay nadie, evitar el stand by en los aparatos eléctricos y electrónicos cuyo funcionamiento lo permite, apagándolos completamente cuando no se van a utilizar, pasarse a las bombillas de bajo consumo, abrir la nevera lo menos posible, regular la calefacción, entre otras, consiguen la reducción del gasto en energía. ¿Existen nuevas formas de cuidar el planeta en función de la energía que consumimos?
Cada vez más hogares desarrollan una correcta clasificación de los residuos, y los transportan al contenedor adecuado para su correcto reciclaje o degradación. No obstante, aún se observa que, en muchas casas, demasiadas como para poder cambiar la gestión de los residuos, todos los desechos van a parar al mismo bote, y de allí al contenedor de residuos orgánicos. ¿Cómo incentivar el desarrollo de una acertada clasificación de residuos?

Gran cantidad de personas han cambiado el modo de transporte urbano en coche particular. En su lugar, optan por andar o moverse en transporte público, en patinetes eléctricos o en bici. Y muchas ciudades avanzadas en este sentido demuestran que se puede hacer bastante más a nivel global.
Demos algunos pasos más para llegar al estilo de vida sostenible
Para reducir con mayor eficacia el consumo de plásticos, una de las acciones posibles es evitar la compra de alimentos envasados en bandejas de poliestireno en los supermercados. La mejor idea es transportar los alimentos en bolsas reutilizables. Y aquí aparece un concepto muy importante, que gira en torno a apostar por la gastronomía sostenible. Uno de sus preceptos aconseja comprar productos cultivados en el mismo entorno y/o en tiendas de proximidad, u obtenerlos de huertas propias, y consumir frutas y verduras de temporada para asegurar su frescura y disminuir los largos transportes de estas mercancías.

En cuanto a la reducción del consumo de agua, una de las maneras de optimizar el uso de este preciado bien es reutilizarlo, purificando el máximo posible de aguas residuales. Existen sistemas para instalar en empresas y residencias que filtran y purifican el agua para su reutilización en cisternas, limpieza y riego, por ejemplo. Esta inversión redundará en un mayor ahorro de agua y en un gran beneficio para el planeta.
La energía, ese insumo esencial para poder llevar a cabo la vida, es un aspecto que tenemos que cuidar al extremo. Está muy bien ahorrar en la factura de la luz, pero lo que debemos hacer es cambiar de compañía eléctrica a una empresa que provea de energías renovables y limpias, es decir, que provengan de fuentes inagotables y, además, que su producción reduzca al mínimo la huella de carbono. Y, por supuesto, ahorrar en el uso de la energía en casa, en el trabajo, en las instituciones que visitemos, al viajar y dondequiera que vayamos.

En los planos de la clasificación de los residuos y el transporte, a las acciones personales se deben sumar unas adecuadas políticas gubernamentales. Por ejemplo, instalar mejores contenedores y facilitar el acceso a todos los hogares y personas, premiar a las empresas que destaquen por su gestión de residuos con descuentos en impuestos o entregar contenedores de reciclaje pequeños sin cargo, para uso en casas particulares, a los hogares que así lo soliciten.
Por su parte, en algunas ciudades se ha restringido el tráfico en ciertas zonas y se han construido ciclovías, planes que sería estupendo aplicar en la mayor cantidad de ciudades posible, unidos a un impulso y mejora de las redes de transporte público intermodal.
Finalmente, invertir en investigación, infraestructuras y medios para cuidar mejor el planeta es una decisión estatal absolutamente básica. Y, como siempre, en este sentido es fundamental la implicación de todos, en la totalidad de los niveles y ámbitos, con el objetivo de conservar y devolver la salud al planeta en el cual vivirán las futuras generaciones.